Por: BLUM
El material nos regala un espacio firme de empoderamiento y vulnerabilidad, así como una búsqueda musical que brilla en voz de una de las cantautoras más interesantes de la nueva ola chilena.

Recorrer el autodescubrimiento, hasta dar con un espacio propio para habitar; así se siente Un Nuevo Refugio, el álbum debut de Olivia García, quien nos adentra en un emotivo universo de indie pop y folk, a través de ocho canciones, con las que la música chilena abre un espacio firme para hablar sobre empoderamiento y vulnerabilidad.
Luego de sorprender con Canciones Que Acunan, su primer EP, Olivia nos deja entrar en sus procesos más personales y compasivos. Durante dos años, la artista exploró y construyó un álbum, pero también un hogar.

Bajo los sonidos de la herencia folclórica latinoamericana, Un Nuevo Refugio la libera de amarras y le permite trazar su propio camino mediante la incertidumbre, el dolor, la contención, la liberación y el florecer.
“El disco narra el proceso de encontrar y construir un refugio propio, pero no un refugio físico, sino uno interior que permita seguir explorando libremente, navegar la incertidumbre y encontrar tranquilidad mientras estamos en constante movimiento», detalla Olivia.
Un Nuevo Refugio es un disco que se desenvuelve a través de sonidos orgánicos, mientras explora efectos y distorsiones. «Las canciones buscan generar una atmósfera de aire y opacidad, con destellos más brillantes y mojados en momentos específicos. Creo que eso mismo representa este camino de exploración que transmiten las canciones», agrega.
Con un cuidadoso trabajo de voces, su esencia como cantautora y un tejido ambiental íntimo y sensible, Olivia García pisa fuerte en la escena con un fortalecimiento personal que, a su vez, es delicado y genuino.

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