Por: Karla León
El quinteto británico ofreció un show memorable en el Lunario del Auditorio Nacional.

Una estética medieval, acentuada por vestidos largos de holanes y tonos cálidos, así como encajes, corsés y coronas de flores, adornó la atmósfera del Lunario del Auditorio Nacional para recibir a The Last Dinner Party, el fascinante quinteto británico, conformado por Abigail Morris, Lizzie Mayland, Emily Roberts, Georgia Davies y Aurora Nishevci, que arribó por primera vez a la Ciudad de México, para ofrecer una actuación cautivante que nos – y las – llevó al éxtasis.

“Yo soy el principio y el fin”, recitó Hugo Valdivieso, de Valgur, antes de abrir la noche y santificarnos con la esencia de Armaggedon, su más reciente material discográfico, del que se desprenden temas como “Máscara de Niña”, “Muñeca Mecánica”, “El Castillo De La Pureza”, “Virgen del Apocalipsis” y “Bola de Oro”. La voz de Elizabeth nos llevó por un performance sinigual y característico que captó la atención de The Last Dinner Party, quienes, tras bambalinas, observaron con fascinación al dúo mexicano.

Pronto, los últimos acordes de “Armaggedon” se disiparon en el recinto y el público se reunió cada vez más cerca del escenario. Minutos después, las siluetas de las músicas se postraron ante una ola de luz roja que cubrió la tarima, pero una ovación ferviente del público, que se entremezcló con “Prelude to Ecstasy”, las dejó perplejas antes de tomar los instrumentos y tocar los primeros acordes de “Burn Alive”.

“Caesar on a TV Screen”, “The Feminine Urge”, “On Your Side” y “Gjuha”, conmocionaron a un público que coreó con fuerza cada letra, y que se entregó en cuerpo y alma al poder de las guitarras, el bajo, los teclados y la batería. Más tarde escuchamos “Sinner” y su característica fusión de sus voces etéreas, pero un silencio sepulcral tomó protagonismo cuando Abigail interpretó con nostalgia “Beautiful Boy”, canción que provocó lágrimas sobre y debajo del escenario.

The Last Dinner Party nos mantuvo hipnotizados con “Portrait of a Dead Girl” y “Mirror”. “Es la primera vez que visitamos México y es maravilloso” explicó Abigail, luego de recibir algunos regalos por parte del público, entre ellos, una bandera del país, el famoso changuito de Chapultepec y coronas de flores. “Por favor, vengan a Londres”, añadió, mientras presentó “Big Dog”, un nuevo sencillo que solo han tocado en vivo.

El júbilo del público se desató con “My Lady of Mercy” y “Nothing Matters”, las últimas canciones de la noche. The Last Dinner Party se despidió del Lunario con gratitud y con una sorpresa inaudita ante la energía y la entrega de sus seguidores. Vivimos un encantamiento musical; y la conexión que establecimos con el talento y la magia del quinteto nos preparó, sin duda, para nuestro próximo encuentro que, estamos seguras, sucederá muy pronto.
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