Por: Fausto Granados
Weyes Blood ofreció su primer concierto en México. Para más de uno, quedará como uno de los mejores conciertos de su vida, pues con un set de 15 canciones, construyó una conexión inquebrantable con el público.

Hace un año, Natalie Mering, una de las cantautoras más importantes de nuestros tiempos, presentó And in the Darkness, Hearts Aglow, un álbum mágico y reflexivo, que explora las virtudes del folk-pop.
A través de esta introspección melódica, la música, mejor conocida como Weyes Blood, llegó por primera vez a la Ciudad de México para ofrecer uno de los conciertos más memorables del año, pues a través de 15 canciones, construyó una conexión inquebrantable con el público.

Cuando el Auditorio BB comenzó a llenarse, apareció la primera sorpresa de la noche: Sanje, banda liderada por Santiago Mijares y Luisa Almaguer que, desde los primeros acordes, supo cautivar e interesar a la audiencia. Con temas melancólicos y baladas juguetonas, aprovecharon el espacio para mostrar un sonido vanguardista, en la que fue su primera presentación como grupo.

Ante un escenario ornamentado por la tenue luz de unas velas artificiales, la gente se entregó de lleno ante la aparición de Weyes Blood y sus músicos. Desde las primeras palabras de “It’s Not Just Me, Is Everybody”, un coro de voces se convirtió en el eco de la compositora, quien continuó con “Children of the Empire” y “Diary”.

Cortesía: Laura Villegas / OCESA.
Es importante destacar el increíble trabajo de producción que hay detrás. Con una iluminación que aprovecha cada momento de las canciones y visuales que elevan múltiples instantes de la interpretación, el show destaca por su fuerza y solidez.
Un ejemplo de esto fue visto en “God Turn Me Into a Flower”, tema que fue acompañado por el video musical que realizó el documentalista, Adam Curtis. Esta canción nos guió a un clímax que alcanzó su punto máximo con «Andromeda«, una de las canciones favoritas del público y que fue recibida entre un montón de emociones.

“Grapevine”, “Seven Words” y “Do You Need My Love” demostraron la gran química que existe en la banda que acompaña en vivo a Weyes Blood, pues a través de un sonido impecable, generaron una atmósfera asombrosa que envolvió a todos los escuchas. Con “Everyday” y “Twin Flame” Natalie pidió a los asistentes que bailaran y, hasta en modo de broma, hicieran un mosh pit.

Cortesía: Laura Villegas / OCESA.
El momento en el que el corazón de Weyes Blood se encendió con “Hearts Aglow” quedará grabado en la memoria de todos los que tuvieron la fortuna de presenciarlo. Uno de los momentos más explosivos de la noche llevó con «Movies«, pues vimos a la cantante danzar alrededor del lugar, junto con un montaje de diversas películas.

El show llegó pronto a su fin, pero antes de que regresará para cantar un par de canciones más, el público aventó al escenario diversos recuerdos para la artista, entre ellos, peluches y una gran colección de DVDs. Natalie agradeció el gesto y el cariño de la gente durante la última fecha de su tour.

“A Lot’s Gonna Change” y “Something to Believe” parecían darle fin a uno de los mejores conciertos del año, sin embargo, aún había una sorpresa y fue “Black Magic”, interpretada ante un Auditorio BB en completo silencio; fue así, con una guitarra acústica y la melodía de su voz, que Natalie Mering cerró de la mejor manera su actuación en tierras mexicanas.

La compositora de grandes discos como Titanic Rising y And in the Darkness, Hearts Aglow supo transmitir la energía y las emociones que sus canciones nos han ayudado a sentir. Sin duda, nos regaló una interpretación que quedará marcada en la memoria colectiva y que demuestra cómo es que ha conquistado a una generación perdida en el amor y en la melancolía.

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